El tren en nuestro país significó muchas cosas. Medio de transporte de materias primas por excelencia, también jugó un papel importante en el poblamiento del territorio a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Los inmigrantes europeos, atraídos por las posibilidades de trabajo en la cosecha tomaban los primeros ramales que se introducían en la llanura pampeana y se instalaban en los alrededores de las estaciones ferroviarias.
Con el paso del tiempo, el camión reemplazó al tren y el tren de pasajeros no pudo competir con la aparición de los colectivos de larga distancia, que eran más rápidos. En nuestra provincia hace ya varios años que el tren de pasajeros dejó de pasar y el último período de funcionamiento estuvo marcado por algunas pausas en el servicio por los problemas con el estado de las vías.
Pero eso puede ser que cambie en un tiempo porque según los diarios locales se están realizando las gestiones necesarias para que vuelva el tren a la provincia de La Pampa. Es por ello que se me ocurrieron algunas preguntas para reflexionar sobre un medio de transporte que marcó a toda una generación y que es tan importante que las autoridades buscan su regreso.
¿Qué significa viajar en tren? ¿Qué recuerdos trae a la memoria? ¿Qué impacto tiene en las ciudades por las que pasa? ¿Y por las que deja de pasar?
La llegada del tren a nuestro país supuso una serie de transformaciones en el territorio, principalmente porque a medida que las vías se hacían más extensas, las posibilidades de asentamiento en otras zonas se volvía posible. Es así que si nos ponemos a leer el origen de la gran mayoría de los pueblos pampeanos, vamos a encontrar que primero llegó el tren y después las personas y los servicios.
Lo mismo sucedió cuando el tren dejó de pasar… las personas también se fueron. Se me vienen a la mente dos o tres parajes que si unx busca hoy en Google Maps aparecen señaladas únicamente como “estación de tren”. Ese es el caso de Naico, Hucal o Boeuf, pequeñas localidades que en la actualidad presentan muy poca población y donde el paso del tiempo ha hecho lo suyo con la estructura ferroviaria de principios de siglo.
Pero no solo el despoblamiento de las localidades es una consecuencia de la ausencia del tren. Hay otra experiencia que se pierde, que tiene que ver con la aventura de viajar en tren por varias horas, recorriendo largas distancias y compartiendo ese espacio con otrxs.
En una de las últimas vueltas del tren de larga distancia a La Pampa… allá por el año 2015, decidí emprender el viaje que iba desde Capital Federal hacia Santa Rosa en él. Durante el mismo, que duraba 16 horas e implicaba cambiar de tren en Catriló descubrí un par de cuestiones sobre lo que me gusta llamar, por ese afán de buscarle un nombre a todo, “sociabilidad pasajera”. Porque tantas horas compartiendo con otrxs, hacía que fluyeran las charlas, los chinchones y los trucos, los encuentros en el vagón comedor y –aunque parezca mucho– alguna que otra guitarreada. Y allí me puse a pensar, si todo eso sucedía en un tren del año 2015, no me quiero imaginar los lazos que se producirían en un vagón de tren que a comienzos del siglo XX transportaba a los primeros pobladores de una nueva localidad. Que además de ser nuevos habitantes eran trabajadores y trabajadoras que la extensión del ferrocarril había impulsado a trasladar hacia nuevos horizontes.
La existencia de una estación de tren en las diferentes localidades o en las cercanías de ellas volvía mucho más atractiva la llegada de personas. Ni que hablar si en la misma se emplazaban los talleres en los cuales encontrar trabajo fácilmente. Ese es el caso de la foto que ilustra esta nota, los talleres de Hucal, cuyo cartel a la entrada del pueblo reza “Hucal: tierra eterna de los sueños ferroviarios”. Allí, la comunidad está intentando recuperar el patrimonio ferroviario y ponerlo en valor para fines culturales y turísticos.
El tamaño de los mismos da cuenta del tamaño que la empresa ferroviaria ocupaba en la localidad. La presencia del tornavías, el tanque de agua y de petróleo, y de los talleres particularmente hacen pensar en el empleo de muchas personas para su funcionamiento. Todas las personas que, a principios del siglo XX sólo accedían a dichos lugares en tren.
Entonces, ¿Qué significa viajar en tren? ¿Qué recuerdos trae a la memoria? ¿Qué impacto tiene en las ciudades por las que pasa? ¿Y por las que deja de pasar?. El impacto de la existencia y la no existencia del tren no solo es económico, también es social. Los vínculos, las conexiones y la vitalidad de los pequeños pueblos rurales de nuestra provincia se basaban en el funcionamiento del tren que además de transportar la cosecha de la temporada, también era una de las mejores formas que las personas tenían para acceder a dichas localidades (hay que entender que para esa época las rutas como las conocemos hoy no existían).
El tren no funcionaba solamente para transportar los productos agrícolas que se cultivaban en la zona, también funcionó como un medio de transporte para las personas que fueron poblando las diferentes zonas aledañas a las estaciones de ferrocarril. Con ello también comenzaron a llegar noticias (los diarios de las grandes ciudades y personas que transmitían lo que sucedía en otros lugares), mercaderías y a instalarse los primeros servicios. Tan importantes solían ser las estaciones de tren que algunas de ellas todavía conservan leyendas como “Apoye el Segundo Plan Quinquenal” leyenda que buscaba generar apoyo sobre el plan de medidas económicas aplicadas durante el segundo gobierno de Perón. Al igual que los carteles con propagandas políticas en las rutas, estas leyendas se ubicaban en lugares donde solían circular una gran cantidad de personas.
En la actualidad, esas estaciones de tren perduran como una marca de la importancia que el tren supo tener en nuestra región y suelen atraer a curiosos y turistas que buscan conocer el pasado ferroviario de nuestra región.
Paula Martinez Almudevar vive en Buenos Aires. Es profesora de Historia por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente dicta clases en la materia Problemas de Historia Argentina de la Universidad Nacional Arturo Jauretche y se encuentra realizando una maestría en la Universidad Nacional de San Martin vinculada al campo de la historia social.
