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Cristina Kirchner no señaló un candidato pero marcó el rumbo: los ejes del plan de gobierno que propuso en Plaza de Mayo

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La Plaza de Mayo habló bajo la lluvia: «¡Cristina presidental!», «Una más y no jodemos más!», «La proscripción se va […]

La Plaza de Mayo habló bajo la lluvia: «¡Cristina presidental!», «Una más y no jodemos más!», «La proscripción se va a la puta que lo parió!». La vicepresidenta escuchó sin responder, eligió ya no hablar más ni dejar dudas sobre su posible candidatura, que dio por cerrada con su carta del 16 de mayo, y abrió paso a un nuevo rol como conductora del movimiento: «Esto no es tarea de una persona, es tarea militante. Basta de pedirle al otro que haga cosas que no estamos dispuestos a hacer», convocó en su discurso en el acto del 25 de mayo por los 20 años de la llegada de Néstor Kirchner a la Presidencia

En ese rol, Cristina tampoco tomó el bastón de mando para señalar a quiénes ocuparán la candidatura que ella deja vacante en el Frente de Todos. No habló ni de Sergio Massa, ni de Eduardo «Wado» De Pedro, que sí estuvieron en la primera línea del palco uno al lado del otro –sumando a las especulaciones de un posible binomio presidencial–. Tampoco habló de Axel Kicillof, también en primera línea, pero con intenciones de ir por la reelección provincial. 

Si las posiciones que ocuparon los invitados de Cristina al escenario del homenaje por los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner sumaran puntos, los precandidatos presidenciales menos bendecidos deberían ser el referente social Juan Grabois y el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, quienes quedaron en las gradas que se escaparon a la foto principal.  El embajador en Brasil, Daniel Scioli, directamente no se subió al avión para llegar a Plaza de Mayo.  

Un modelo de país con un Estado grande 

Los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner fueron el motivo de otro baño de popularidad para la ex presidenta y eligió repasar las dos décadas de kirchnerismo con logros y ejes programáticos que permitan enfrentar la vuelta de los discursos neoliberales de los precandidatos de Juntos por el Cambio y del ultraderechista Javier Milei. 

«El país que recibió Néstor venía de una gran crisis en el 2001. En estos tiempos que se habla tanto del Estado, que es necesario un Estado pequeñito, que no moleste, que deje que los argentinos vivan en paz. Quiero contarles que cuando él llegó, el Estado era muy chiquitito (…) pero la deuda era muy grande»,reseñó como paso previo a marcar hitos de la recuperación del rol del Estado durante los tres gobiernos kirchneristas: la reestatización de Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino y el sistema jubilatorio, además de la recuperación de YPF.

«Cuando el compañero llegó a presidente de la República, el producto bruto de este país era de 164.000 millones de dólares. Cuando su compañera entregó el gobierno el 10 de diciembre del 2015, el producto bruto era de 647.000 millones de dólares. Pagamos durante 12 años y medio 100.000 millones de deuda en dólares que no habíamos contraído nosotros», sintetizó la vicepresidenta como contestándole a quienes relación el crecimiento económico con el achicamiento del Estado. 

«¿Fue magia? ¿Somos unos genios? No, fue el modelo de construcción de la sociedad, un modelo de producción, de valor agregado, de inclusión social, de sostenimiento de la industria nacional, de buenos salarios. Porque no es pecado pagar buenos salarios, al contrario, es de buenos cristianos», planteó Cristina para los libros de la era kirchnerista. 

«El programa de gobierno que necesita la Argentina»

La vicepresidenta no habló de candidaturas, pero volvió a hablar del programa de gobierno. Algo que había hecho a fines de abril en el Teatro Argentino de La Plata, cuando comenzó a desarmar el operativo clamor y a poner sobre la mesa un eslogan similar al que circuló en 2015 con Daniel Scioli como candidato, aquel de «el candidato es el proyecto». 

Entre esos puntos programáticos, y como parte de la reivindicación de los gobiernos kirchneristas en contraposición al actual gobierno del Frente de Todos, marcó el «acuciante problema de la redistribución de a riqueza», momento del discurso en el que mencionó sus diferencias con el presidente Alberto Fernández. «Lo he dicho un 20 de diciembre en La Plata cuando dije ‘va a haber crecimiento, pero ojo, cuiden los precios de la economía porque sino el crecimiento se lo van a llevar 4 vivos’», le criticó y señaló: «Para distribuir el ingreso muchas veces hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho».

«Argentina necesita imperiosamente 3 o 4 ejes sobre los que desarrollar ese programa», marcó la vicepresidenta retomando la idea del proyecto como candidato e hizo hincapié en la explotación de los recursos naturales: petróleo, gas y litio. Destacó que Vaca Muerta fue recuperada «por los kukas» de la mano de la YPF con mayoría estatal y luego marcó un rumbo para el litio: «Que vengan a explotarlo pero queremos… no digo que los autos los hagan acá eléctricos, pero, por lo menos hermano, una parte de la batería o la batería entera hacela acá, si te la estás llevando toda».

En ese sentido, Cristina consideró que el país debe tomar el camino de la industrialización para alejarse del modelo dependendiente de los commodities del agronegocio. «No podemos seguir atados a una economía primarizada, no podemos seguir atados a los precios internacionales o a que llueva o que salga el sol», sostuvo y puso la mirada en las últimas dos décadas de crecimiento económico de los países asiáticos con «modelos de acumulación acordados entre el sector público y el privado en las actividades que más retorno provocan, con tecnología, valor agregado y trabajo calificado». 

«Esta es la discusión que están esperando millones de argentinos y no las boludeces que se dicen todos los días en los medios de comunicación», consideró. 

La renegociación con el FMI 

Mientras Massa continúa intentando cerrar una renegociación de la deuda con el FMI, Cristina ató la posibilidad de llevar adelante un programa de gobierno con las condiciones que se negocien con el organismos multilateral de crédito. «Sinosotros los argentinos y argentinas no logramos que ese programa que el FMI impone a todos sus deudores sea dejado de lado y nos permita elaborar un programa propio de crecimiento, de industrialización, de innovación tecnológica, va a ser imposible pagarlo». 

La vicepresidenta insitió en la idea de que no se puede pagar sin crecer, otra reivindicación de la política de Néstor Kirchner, y volvió a proponer la idea de condicionar los pagos al crecimiento económico o al volumen de exportaciones. Sin olvidar la decisión política que tomó el FMI al otorgar el préstamo para sostener la campaña reelectoral de Mauricio Macri, por lo que también dejó en claro que la renegociación no debe quedar solo atada a las cláusulas económicas: «Fue un préstamo político y política debe ser la solución».

Renovación del Poder Judicial 

En los ejes programáticos para un próximo gobierno Cristina también planteó la necesidad de «repensar el diseño institucional argentino» con énfasis en el Poder Judicial, sobre el que cargó una dura crítica a la Corte Suprema, a la que calificó de «mamarracho». 

«Es necesario la renovación de ese pacto democrático volver a darle al país un Poder Judicial que se ha evaporado entre las tramoyas de una camarilla indigna para la historia de la Argentina. No importa si es un jurista de una u otra orientación, pero por favor, los argentinos se merecen volver a tener una Corte Suprema de Justicia que pueda llamarse como tal sin ponerse colorados», sostuvo la vicepresidenta en una convocatoria a todos los partidos políticos. 

La ex presidenta –que en su gobierno impulsó la elección por voto popular del Consejo de la Magistratura– calificó de «rémora monárquica» al Poder Judicial y resaltó que los poderes Ejecutivo y Legislativo tienen otra relación con la sociedad, ya que se exponen a su escrutinio cada dos y cuatro años.

Cristina conducción

El cantito de «¡Cristina presidenta!» sonó antes, durante y después del discurso, pero la vicepresidenta se encargó de dejarlo pasar y ubicarse en lo que parece ser su nuevo rol de conducción. «Es necesario construir organización, profundidad territorial de la organización, profundidad sectorial en los sindicatos, en las fábricas. Una sola persona no puede», se sinceró. 

«Tiene que haber una organización, tiene que haber cuadros que tomen la posta y lleven adelante el programa de gobierno que necesita la Argentina», pidió la vicepresidenta ya sin referirse solo a que tomen la posta los hijos de la generación diezmada, como expresó la semana pasada. 

«Quiero convocarlos para que cada uno en su lugar, en el bondi o el subte o en la bici, cuente y permita que este entramado de desinformación en cuanto a los verdaderos responsables de endeudamiento, esta vez la gente pueda decidir con claridad, pero sobre todo con información», pidió en referencia al acuerdo con el FMI, pero como invitación general para recuperar el protagonismo político en la calle, en los barrios y en los lugares de trabajo. 

«Esto no es tarea de una persona, es tarea militante. Basta de pedirle al otro que haga cosas que no estamos dispuestos a hacer. Hay que hacerlo entre todos y todas», sentenció Cristina y le confirmó a la plaza que el operativo clamor será por el proyecto. 

Fuente: Página 12

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