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«Hoy me iré a dormir más tranquila», dijo tras vacunarse una médica del Hospital Argerich

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Fabiana Geliberti, médica clínica y una de las cinco primeras personas vacunadas contra el coronavirus del Hospital Argerich, aseguró que […]

Fabiana Geliberti, médica clínica y una de las cinco primeras personas vacunadas contra el coronavirus del Hospital Argerich, aseguró que «comienza un proceso de sanación» en relación a la posibilidad de caminar hacia el fin de la pandemia, y añadió que «es importante que las personas sepan que las vacunas son seguras».

«Cuando me estaba vacunando me vinieron muchas imágenes de este año. Pensé en mis compañeras y compañeros contagiados, en quienes no pudieron despedir a los seres queridos, en el cansancio que tenemos todos los trabajadores de salud, y sentí alivio de que haya comenzado a vacunarse», dijo esta médica de 51 años que pasó todo el 2020 en la primera línea de atención: la guardia.

Geliberti fue una de las cinco primeras personas en vacunarse en el hospital porteño junto a una kinesióloga, una bioquímica, una enfermera y un camillero, al iniciarse el plan nacional de inmunización contra el coronavirus a partir de las 9 en todo el país.

«La mayoría mujeres, será que somos las que nos animamos primero», aseguró en tono de broma, aunque luego aclaró que «quizás haya algo de eso».

«Cuando comenzó la pandemia, mi miedo era que sucedieran aquí las imágenes que vimos de las terapias intensivas en Italia o de las calles de Ecuador. Pensaba que podía llegar a tener que elegir a cuál paciente mandar a terapia y a cuál no y me aterraba», recordó la profesional.

Fabiana, también gerontóloga y especializada en cuidados paliativos, sostuvo que «estas situaciones nunca se dieron aquí gracias a las respuesta rápida del Estado nacional, a la cuarentena temprana que tuvimos que permitió al Gobierno poder reconstruir un sistema de salud que había sido devastado».

«En este contexto es fundamental que las personas tengan confianza en la seguridad de las vacunas, todas fueron desarrolladas por instituciones muy serias, con experiencia, y si bien los tiempos fueron muy rápidos si llegaron hasta aquí es porque no hacen daño».

Pero más allá de la infraestructura, las y los trabajadores de salud tuvieron que aprender nuevas formas de vincularse con los pacientes: «Esa adaptación fue dura al principio y generaba mucho estrés, también era difícil porque cada paciente con Covid-19 tenía una evolución diferentes y eso causaba mucha angustia».

Durante estos meses compañeras y compañeros de Geliberti se contagiaron y algunos fallecieron: «También murió el mozo del bar y el chico que atendía el quiosco que nos traía el café, dos personas con quien teníamos mucho contacto», recordó.

Pero más allá de los pacientes con Covid-19, la médica señaló que «fue un año muy duro para todas las personas que tienen enfermedades crónicas y sobre todo para aquellas que requieren cuidados paliativos».

«Hemos visto deteriorarse mucho a pacientes con cáncer y también vimos a muchas personas morir en soledad, por suerte luego pudieron armarse protocolos de acompañamiento en final de vida».

«En este sentido -continuó- es que pienso que hoy comienza un proceso de sanación después de tanto sufrimiento porque aunque falta para que la vacuna genere el efecto colectivo que se necesita, hoy es como cuando ponés el primer ladrillo de una casa».

Geliberti señaló que «en este contexto es fundamental que las personas tengan confianza en la seguridad de las vacunas, todas fueron desarrolladas por instituciones muy serias, con experiencia, y si bien los tiempos fueron muy rápidos si llegaron hasta aquí es porque no hacen daño».

Fuente: Télam.

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