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“LA PANZA ES REINA Y EL DINERO ES DIOS”

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En esta oportunidad, y continuando con la temática de los tangos y milongas, pasamos al siguiente ítem a manyar.  Aunque […]

En esta oportunidad, y continuando con la temática de los tangos y milongas, pasamos al siguiente ítem a manyar. 

Aunque parezca chamuyo, no solo de amor… o más bien de desamor vive el tango. Ya recorrimos el tema amoroso, con sus cuestiones posesivas, celosas y deprimentes. Pero hoy vamos a pasar por la denuncia

Y nos referimos a la denuncia de la crisis de la Década Infame, mediante composiciones que se hicieron cargo del contexto vivido, pero a su vez pueden ser oídas en un tiempo y lugar que no fue el de su origen. 

“Cualquiera tiempo pasado fue mejor” “¿Te acordás hermano? ¡Qué tiempos aquellos!” “Ya no es lo mismo que ayer” “El mundo fue y será una porquería”. 

Todas frases que critican políticamente, pero de forma independiente. Sin referenciar un partido, un movimiento o un ideario. Vemos claramente al pesimista sentimental. Sobre todo, en los tangos de Discépolo. 

Si vamos para el lado de Manzi, militante del FORJA, ilustra a uno de sus protagonistas en la Milonga del 900:

“Soy del partido de todos,
Y con todos me la entiendo
Pero váyanlo sabiendo,
Soy hombre de Leandro Alem”

Volviendo a Discépolo, los tangos no son ni de izquierda ni de derecha, son de denuncia, porque no se trata de temas que puedan ser solucionados, sino de una sociedad entera que no se puede salvar. Su combate es diario, y como en Uno… “la lucha es cruel y es mucha”. 

En “Qué vachaché” el personaje no se da cuenta de cómo funciona el mundo realmente, y es la temática que reitera en casi todas sus obras: el tipo que está preso de sus circunstancias. Si bien estamos acostumbrados a escuchar esta composición con voces femeninas, a modo de reproche a un otario, casi llegando al insulto, se trata de un mundo regido por el dinero:

“¿No te das cuenta, que sos un engrupido?
¿Te crees que al mundo lo vas a arreglar vos?
Si aquí ni Dios rescata lo perdido
¿Qué querés vos? Hace el favor”

“Pero no ves, gilito embanderado
Que la razón la tiene el de más guita
Que la honradez la venden al contado
Y a la Moral la dan por moneditas

Que no hay ninguna verdad que se resista
Frente a dos pesos moneda nacional
Vos resultás, haciendo el Moralista
Un disfraza’o… sin carnaval”

También toma esto del engrupido y la moral encadenada al dinero Scalabrini Ortiz, una vez más, en “El hombre que está solo y espera”:

“…La deplorable realidad del país no es para menearla mucho. Su estructuración es tan endeble que en cuanto se manipulea un poco se desmorona. Es sin embargo absurdo hablar de la moneda como de una entelequia relacionada solamente a las entidades mercantiles llamadas bancos. La moneda es nuestra vida misma, la categoría de nuestro bienestar y la medida de nuestras insatisfacciones…” (El hombre que está solo y espera, Scalabrini Ortiz, 1931)

Cambiando un poco el panorama, pasemos a otro himno tanguero de la resignación, impotencia y desesperanza. Con muchísimo lunfardo por supuesto, comenzando por la palabra “yirar”, del verbo girare, proveniente del italiano que significa dar vueltas, vagar en la calle. La suerte es “grela”, es decir una mujer, y antes del ’60 tenía otra acepción que es la mugre, así que, de paso, machista, si la suerte es una mujer… es una mugre. También evoca “fayando y fayando”, que en la jerga hace hincapié a faltar a la palabra. Hay que romper los zapatos para poder comer… y aquí queda revelado el incomparable “YIRA, YIRA”:

“Cuando la suerte qu’es grela
Fayando y fayando
Te largue para’o
Cuando estés bien en la vía
Sin rumbo, desespera’o
Cuando no tengas ni fe
Ni yerba de ayer
Secándose al sol
Cuando rajés los tamangos
Buscando este mango
Que te haga morfar
La indiferencia del mundo
Que es sordo y es mudo
Recién sentirás”

Según Conde, Discépolo habría previsto la crisis: la desocupación, las ollas populares, miseria por todo el país. La crisis de valores… el otario “que un día cansado se puso a ladrar”

El coro resume el pesimismo, la resignación. “Verás que todo es mentira” “Que al mundo nada le importa” “No esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor.”

Zurita Soto, en su tesis sobre tango y literatura, toma un poema de Rabindranath Tagore (1861-1941), escritor que habría estado en Argentina mucho antes de que Discépolo, que pudo haber leído su poema o no, escribiera sus tangos a su modo también…  Escrita en 1905, Ekla Chalo Re:

“Camina solo.
Si no responden a tu llamada, camina solo;
Si tienen miedo y esconden silenciosamente la cara contra la pared,
Desgraciado de ti,
Abre tu espíritu y habla alto y fuerte.
Si se dan media vuelta y te abandonan en medio de la travesía del desierto,
Desgraciado de ti,
Pisotea los cardos bajo tus pasos
Y viaja solo por el camino ensangrentado.” (Tagore)

Es bastante impresionante cómo diferentes autores, de géneros que no tenían mucho que ver, con o sin lunfardo, con o sin farolitos, buzones y calles de adoquines… pudieran percibir de la misma forma, aunque con ángulos distantes, el pesar del país. 

La historia política es complicada de tratar, por ejemplo, el apoyo al peronismo de Discépolo luego de sus letras denunciatorias, siendo en la juventud casi un simpatizante anarquista. Pero así de complicado es todo ¿no? En muchos de sus tangos también se muestra renegando de la Fe. Como en “¿Qué sapa señor?”, el ya mencionado “¿Qué vachaché?”, “Uno”y la frutilla del postre… “Cambalache”. 

“¡Da lo mismo que sea cura,
Colchonero, rey de bastos,
¡Caradura o polizón!”
Las personalidades marcadas con mucha fama en este tango:
“¡Pero qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky
van don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.”

El estafador francés Serge Alexander Stavisky; el sacerdote fundador de la orden de los salesianos, San Juan Bosco; Mignon, significado de amante o querida, por un personaje de la opera de Ambroise Thomas; Don Chicho, un mafioso italiano asentado en Rosario, llamado Juan Galiffi y apodado también “el Al Capone argentino”; Napoleón Bonaparte; el boxeador italiano Primo Carnera y el libertador José de San Martín. Todos “revolcaos” ya que “cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón…”

En la grabación que hizo el cantante Julio Sosa con la orquesta de Armando Pontier en 1955 reemplazó la expresión «el que vive de las minas» por «el que vive de los otros» y en lugar de «Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon, don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín» cantó «Mezclaos con Toscanini van Scarface y la Mignon, don Bosco y Napoleón, Carnera y San Martín”. ​

Hay múltiples versiones y cambios de letra. Pero sin dudas este es EL TANGO de la década infame. 

Con la llegada de un nuevo gobierno, se inició un cambio en la Argentina, pero citando a Conde en cuanto a Discépolo… se fue apagando la protesta, y se fue apagando el tango. 

En la próxima columna, nos encontraremos con la siguiente temática de nuestro querido 2×4. Y ahí… veremos cómo sigue este gotán…

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