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La prensa escrita y el conocimiento del pasado

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Siempre es bueno encontrar un disparador para pensar en un tema… o mejor dicho en un problema. En la edición […]

Siempre es bueno encontrar un disparador para pensar en un tema… o mejor dicho en un problema. En la edición del diario La Arena del día martes 12 de octubre apareció una nota más que interesante sobre la preservación privada de una gran cantidad de ejemplares del histórico diario La Capital.

La prensa es uno de los elementos de la modernidad que condensa las transformaciones de una época. La creación de la imprenta, la alfabetización, la importancia cada vez mayor del acceso a la información. Hay quienes postulan que la misma surge a la par de la creación del Estado Moderno, allá por el siglo XVIII. Pero la prensa de masas, tal como la conocemos hoy, se transformó en tal a fines del siglo XIX y principios del XX.

¿A qué llamamos prensa de masas? A los diarios, periódicos y revistas que se imprimen en grandes cantidades y llegan a todos los rincones del país. Son las que contienen noticias, el clima, el horóscopo, algunas historietas y la cartelera del cine. ¿Por qué tanta información variada y toda junta en un mismo lugar? 

La prensa moderna, comercial y “de masas” nació con múltiples objetivos e intereses. Por un lado, generar ganancias que les permitan imprimir nuevos ejemplares. Pero por otro lado, y para que eso suceda, tiene que haber personas que quieran leer lo que dicen sus páginas. En ese proceso, las y los lectores se vuelven actores de gran relevancia porque van a ser quienes los consumas, y unx no consume lo que no le gusta o lo que no le interesa. 

La prensa moderna entonces, desde sus primeros comienzos, debió negociar con sus lectores y lectoras sobre los contenidos que iban a tener sus páginas. Volviendo a la nota de La Arena, entre sus líneas se argumentaba la importancia de la preservación de los ejemplares antiguos del diario La Capital por tratarse de un “registro de la historia”. Pero esas “negociaciones impresas” de las que hablamos dan cuenta de que la prensa en general es algo más que un soporte de hechos del pasado. Es producto de interacciones sociales, de disputas y de negociaciones entre distintos actores. Vamos con un caso concreto que conozco en profundidad. 

El magazine Caras y Caretas fue el medio gráfico argentino de principios del siglo XX con mayor continuidad temporal (41 años), más cantidad de ediciones (2139 números) y mayor circulación. En todo ese período, las posturas del magazine respecto a diversos debates políticos y sociales fueron variando, logrando así adaptarse a los cambios de las épocas. Uno de dichos cambios fue la incorporación entre sus páginas de una sección radial a finales de 1933. Aunque la postura de la revista respecto a la radiofonía era más bien crítica porque sus contenidos eran vulgares y no respetaban los valores nacionales, incorporaron una sección sobre la misma dedicada a informar a sus lectores y lectoras acerca de las novedades del medio, la programación y los nuevos artistas. ¿Por qué hicieron eso? Si analizamos el mundo editorial del esos años, para finales de 1933 ya existían en nuestro país varias publicaciones vinculadas al mundo radial: Radiolandia, Sintonía, Antena eran algunas de ellas. Para que las y los lectores de Caras y Caretas no se volcaran a esas otras revistas a informarse sobre la radio, los editores decidieron incorporar una sección exclusiva. De esa forma, el magazine incorporaba entres sus páginas contenidos que eran de interés de sus lectores y lectoras, no propio. La existencia de dicha sección es producto de la negociación implícita entre consumidores y prensa que, en un período determinado, deben ajustar sus contenidos a las necesidad y gustos de la época. 

Caras y Caretas 7/03/36 nº 1953

Para 1934 la radiofonía era una novedad y un medio en expansión. Su popularidad, cada día mayor, se expresa en la aparición de estas nuevas secciones en un tipo de prensa, como Caras y Caretas, que renegaba de su presencia. De esa forma se aseguraban de que sus lectores y lectoras no cambiaran de revista para informarse sobre la radio…  

Este pequeño ejemplo nos permite asegurar el estudio de la prensa sirve para muchas cosas. La preservación de diferentes biblioratos con ejemplares antiguos de los diarios de La Pampa no solo nos permitiría recuperar el pasado de nuestra provincia. También permiten rastrear y reconstruir —fragmentariamente— las interacciones y negociaciones que la volvían posible. 

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