Voy a ser sincera. Se me pasó la fecha… entre el dictado de clases virtuales, la gestión de foros de consulta y la necesidad de cumplir con otras tantas responsabilidades, el aniversario de la provincialización se me paso por completo.
A comienzos de esta semana, sin embargo, tuve mi revancha. En el marco de la capacitación de la Ley Micaela y en los intentos por curricularizar los contenidos de género en la materia de historia donde dicto clases, se propuso trabajar con un texto sobre el voto femenino. Una cosa llevo a la otra y terminamos discutiendo la importancia que tuvo el proceso de provincialización que se llevó a cabo durante los gobiernos peronistas. En eso, recordé que se me había pasado la fecha de nuestra provincialización (en casa de herrero…) y el debate sobre el voto y la ciudadanía que tuve con mis compañerxs docentes me motivo a escribir, a un mes del aniversario, algo sobre el tema.
Gracias a la ley sancionada con el Nº 14037 por la Cámara de Diputados de la Nación el 20 de julio de 1951 y promulgada por el Poder Ejecutivo Nacional el 8 de agosto del mismo, La Pampa se transformó en una provincia. El esfuerzo que realizaron personas y movimientos provincialistas a lo largo de varias décadas se vio al fin realizado ese día.
Los movimientos de autonomía habían comenzado a organizarse y peticionar por la provincialización muy tempranamente. La ley N°1532, de creación de los territorios nacionales, fue sancionada en 1884, indicando claramente en su artículo 4º que «Cuando la población de una gobernación alcance a 60.000 habitantes, constatados por el censo general y los censos suplementarios sucesivos, tendrá derecho a ser declarada provincia argentina». Según un informe del Boletín Demográfico Argentino, esa cifra habría sido alcanzada en 1906, pero el censo de 1912 es inapelable: 88.683 habitantes en La Pampa, los que sumaban 101.338 dos años después. Es por ello que los pioneros de la autonomía, provenientes de varias localidades, se congregaron por primera vez en un salón ubicado en la esquina nordeste de la plaza Mitre (hoy San Martín) de Santa Rosa, el 24 de noviembre de 1907, para exigir la conversión en provincia.
El problema era que ser Territorio Nacional nos impedía disponer de ingresos propios y dada la capacidad productiva de la provincia, recaudaba un monto de dinero muy superior al que la Nación le otorgaba para el funcionamiento de la gobernación. El movimiento provincialista confiaba en que La Pampa, si entraba en posesión de sus rentas, tendría una sólida base financiera que podría aplicar en educación, vialidad, justicia, seguridad pública, obras y servicios públicos, etc.
Por otro lado, en materia de derechos cívicos, a los pampeanos y las pampeanas les estaba vedado tener representantes en las Cámara de Diputados y de Senadores, como asimismo elegir gobernador y presidente de la Nación. Por ello, es interesante que en los documentos provincialistas por lo general se menciona el término «habitante» del territorio y no el de “ciudadano”, porque justamente carecíamos de derechos políticos.
La ley, impulsada luego por Perón y Evita estipulaba la convocatoria a una Convención Constituyente, la que efectivamente reunida para sancionar la constitución pampeana, resolvió otorgar a nuestra provincia el nombre de su impulsora: Eva Perón, el 29 de enero de 1952. De esta manera se inició el proceso que dio lugar a la elección de Salvador Ananía como primer gobernador.
Lo relevante en este punto no es solo la provincialización de La Pampa. Dicho proceso está enmarcado dentro de una serie de transformaciones que hicieron posible la participación ciudadana no solo de varones, sino que también de las mujeres. ¿Por qué hago esta aclaración? Porque en nuestro país, hasta la década de 1940, los derechos políticos estaban reconocidos solo para los varones. La ley Saenz Peña de 1912 determinaba el voto universal, secreto y obligatorio. Pero la noción de universalidad era limitada ya que solo los varones mayores de 18 años podían votar; las mujeres quedaban excluidas de ese derecho. Aunque muchas se manifestaron en contra de ello y crearon organizaciones, publicaron proclamas y llevaron adelante acciones para conquistarlo, recién en 1947 con la sanción de la ley 13.010 de voto femenino, se hizo efectivo. Pero… ¿qué tiene que ver todo esto con la provincialización de La Pampa? Les prometo que ya llegamos al punto.
Antes de ese año las mujeres no podían votar. ¿Qué mujeres? Las que vivían en provincias. En nuestro caso, ni varones ni mujeres pudieron votar hasta 1953 cuando, luego de aprobada la provincialización, se debían votar las nuevas autoridades. De todos modos, la sociedad en su conjunto asociaba la esfera pública, de la política, con los varones, quienes fueron siempre los que ocuparon los lugares de poder y toma de decisiones.Por otro lado, la esfera privada, vinculada al hogar y las tareas del cuidado estuvieron asociadas históricamente a las mujeres, quienes fueron relegadas a ese ámbito. Pero en 1947 eso cambió a nivel nacional, y en 1951 tuvo efectos en nuestra, ahora, provincia. No solo porque las mujeres, junto con los varones, pudieron votar a sus representantes sino porque quienes podían ser elegidas para ocupar cargos públicos también eran las mujeres.
El proceso de provincialización no solo permitió a las y los “habitantes” volverse “ciudadanos y ciudadanas”. El mismo se produjo en el marco de la ampliación de derechos políticos para las mujeres, lo cual no solo significaba que podían elegir a sus representantes sino que también podían ser elegidas ellas como representantes de sus comunidades. Y eso fue lo que sucedió en las primeras elecciones provinciales, una de las candidatas a senadora por el Partido Peronista fue electa y logró acceder a una de las magistraturas que hasta hacía unos pocos años era exclusividad de los varones.
Paula Martinez Almudevar vive en Buenos Aires. Es profesora de Historia por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente dicta clases en la materia Problemas de Historia Argentina de la Universidad Nacional Arturo Jauretche y se encuentra realizando una maestría en la Universidad Nacional de San Martin vinculada al campo de la historia social.
