Aún nos queda el amor:
esa doble moneda para poder pasar a uno y otro lado.
{Olga Orozco}
Hoy esto no tendrá mucho sentido. Será desordenado, con vueltas y algunos tropiezos. Con un tinte de casi fin de año, de intentos de coordinar encuentros y aires de vaivén. El amor zapateó de muchas formas este tiempo para que podamos encontrarnos, abrazarnos, invitarnos. Con las chicas hablamos, abrimos mil ventanas a la vez y no nos cansamos de hacer un paréntesis tras otro. La gozadera de las preguntas sinfín nos envuelve intentando encontrarle respuestas a lo que el amor hace con cada una.
Casi que digo “lo que el amor hace con nosotras” pero me resisto a creer que nos pase lo mismo por más que podamos compartir la sensación de entendernos. Resistirme a eso para encontrar pequeñas diferencias, fisuras, que nos hundan en charlas eternas y conjeturas que no sabemos a dónde nos llevan pero ahí están. Para embriagarnos, conformarnos un poco, otro poco fastidiarnos, pasar del “todos iguales” al “pero” y las ganas de embobarse por un rato.
Enamoradas más que nunca de nuestras charlas. La época nos desafía a ver cuántas autoras y autores nos desvelan y nos tiran alguna punta, cuántas líneas filosóficas y astrológicas somos capaces de articular con tal de encontrar un alivio entre el “match” y el fantasmeo.
Quizás todo esto fue una excusa para recordar algunas citas de Olga (Orozco) sobre el amor. Citas que como horóscopos, deseo se tatúen un poco en algún horizonte que nos encuentre juntxs y cerquita.
Habla Olga de la “credencial de amor en la noche cerrada” y me pregunto si ¿acaso estamos con los cuerpos algo impermeabilizados y el enganche desenganchado? ¿Desde cuándo preguntar el “estado civil”/solterx/poliamorosx o multicolor se volvió una obscenidad casi como si generara lo mismo que preguntar si tenés un sueldo en blanco y cuánto ganás?
“El relieve del amor” dice en otro poema la escritora y me pregunto ¿cuántas citas pa’ la convivencia? O si ¿podemos vivir de citas? ¿Qué texturas tienen los amores?
Insiste Olga, con “el sobresalto del amor”, “tu amor que se enciende de pronto como una lámpara en medio de la noche”, y “las sinuosas aguas del amor, que te apresaron pronto”. ¡Ay Olga! ¿Cuánto sacudón estamos dispuestxs por amor?, ¿tendrá nuestra época la danza necesaria para bailar entre amores tibios que no tengan temor a sobresaltarse un poco? Ese que hace que se te pierda un arito, se te salga el botón de la camisa, o te haga olvidar del reloj.
Y no quiero ser aguafiestas, pero Olga también dice que “otra vez descubrimos que la muerte se parece al amor en que ambos multiplican cada hora y lugar por una misma ausencia”. Olga entendía del filo del amor y sus gamas y sus riesgos, los desencuentros y los reencuentros. Como así también Charly García le decía a Susana Giménez que “era romántico, no boludo”.
Las chicas solo queremos divertirnos. Unos teres en la laguna, que sea un poco de esto pero no tanto. No pido mucho. Algo de la sombra de ese caldén y humo del asadito. Además ahora el asado también lo hacen las pibas, no hace falta tanto drama.
Si, agregale unas margaritas pero esas no. Aquellas, las que están un poco embarradas. ¿Y por qué se puso un girasol en la cabeza? Ya no se usan la verdad. Mejor salimos a pastar un rato y vamos viendo. Si, pastar, pastorear, algo de eso.
Puedo escuchar y charlar horas con amigas hablando sobre los fantasmas que nos han atravesado siempre y los de ahora. Si, esos que están de moda y ya vienen con forma de fantasma y que son imposibles de anticiparlos.
Fantasmas y temores escurridizos como esta primavera alborotada. Charlas entre amigxs que se multiplican casi proporcionalmente a los fuegos y desencantos que nos escupen los amores.
Dale, Olga, soplá un poquito con las palabras, con tus palabras, que quizás se aviva el baile y algo de tus letras amorosas inyectan esta primavera escurridiza.
